viernes, 12 de noviembre de 2010

Proposition 19

Pues al final no pudo ser. La propuesta de legalización de la marihuana para uso "recreacional" obtuvo sólo el 46% de apoyo. Una pena. In my opinion, no tiene sentido que la marihuana (cannabis) no sea tratada al mismo nivel que el alcohol o el tabaco y sí en cambio como la heroína o la cocaína. No way. No hay que desfallecer, todo llegará. Pero es una lástima, California podía haber sido el detonante para que en el resto del país (y quizás a nivel mundial) hubiese un replanteamiento al respecto. Y el mundo sería más risueño y feliz. Lástima.

En Berkeley y en toda la Bay area, especialmente Oakland, se ha seguido con entusiasmo todo el proceso de la Prop 19. De hecho, uno de los mayores donantes con 1,5 millones de dólares fue el propietario de la Oaksterdam University [Inciso1: interesante que el segundo mayor donador de fondos fue George Soros]. Ha sido un debate interesante aunque principalmente se ha movido por los terrenos económicos: si se legalizaba la marihuana se acababa con el mercado negro, se taxaría la marihuana y se estimaba que las arcas californianas podrían recaudar (atención!!): 1,4 billones de dólares al año!!!!

Otros argumentos a favor fueron: creación de entre 60-000 y 110.000 nuevos puestos de trabajo en California, reducir el crimen en California y México, reducir los prejuicios raciales en las detenciones relacionadas con el cannabis (¡!), liberar recursos policiales para centrarse en los crímenes violentos y crímenes contra la propiedad, reducir los daños ambientales en California causados por las plantaciones ilegales, reducir los gastos estatales en arrestos, persecuciones y encarcelamiento de los consumidores de cannabis, reducir la corrupción policial, reducir el coste social del alcohol al permitir a los adultos elegir una alternativa más segura.

De todos modos, para el consumidor californiano tampoco va a ser una gran hecatombe que no se haya legalizado. Consumir marihuana legalmente es bastante sencillo. Te haces una foto carnet, te acercas a uno de los miles de médicos autorizados para expedir el carnet que te permite acceder a los dispensarios de marihuana (sufrir una depresión puede ser motivo para la expedición del carnet), desembolsas unos 80 dólares, y ya puedes acudir a un dispensario de marihuana (sólo permitida la entrada a los que tienen el carnet). Y en el dispensario un mundo verde se abre ante ti, con una gran variedad de cannabis donde elegir. Como si fueses a una frutería mega-pija y tuvieses para elegir 80 lechugas diferentes. Pues así es. Y claro, el consumo legal se realiza en la intimidad de tu hogar. Y esto es así desde 1996, año en el que se aprobó la Proposition 215 [Inciso2: otra cosa es lo que el gobierno federal dice: la marihuana es ilegal en todo Estados Unidos].

Así que con o sin legalización, y al contrario que en Santa Barbara, aquí se siente (se huele) por doquier la marihuana. No sólo en Berkeley y Oakland, también en San Francisco. En la celebración de los Giants, a las 11 de la mañana, ahí estaba el humillo marihuanero en toda la parade. O la policía tiene problemas olfativos o hace la vista gorda [Inciso3, el majo de Schwarzenegger se ha mojado con la marihuana y ha firmado una ley en la que la posesión de menos de una onza de marihuana pasa de ser un delito a una infracción civil con multa de 100 dólares].

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