Imágenes del "muro de las lamentaciones palestino". No hay palabras para explicar la aberración que se está cometiendo con el pueblo palestino.... Después de la visita a Belén y Jericó, de ver la muerte en vida de tantas personas, no pude hacer más fotos. Se acabaron las vacaciones.
LA ÚLTIMA TARDE EN ESTA TIERRA
La última tarde en esta tierra cortamos nuestros días
de nuestros arbustos y contamos los corazones que nos llevaremos
y los que dejaremos, allí. La última tarde
no nos despedimos de nada, y no encontramos tiempo para nuestro fin.
Todo permanece en su estado, el lugar renueva nuestros sueños
y a sus visitantes. De pronto no somos capaces de ironizar
porque el lugar está preparado para acoger al vacío. Aquí, la última tarde
gozamos de las montañas rodeadas de nubes. Conquista y reconquista
y un tiempo antiguo que entrega a este tiempo nuevo las llaves de nuestras puertas.
Entrad en nuestras casas, conquistadores, y bebed nuestro vino
de nuestra sencilla moaxaja, porque nosotros somos la noche en su medianoche, y no hay
alba portada por un jinete procedente de la última llamada a la oración.
Nuestro té es verde y caliente, bebedlo. Nuestros pistachos son frescos, comedlos,
y las camas son verdes, de madera de cedro, rendíos al sueño
después de este largo asedio, y dormid sobre el plumón de nuestros sueños.
Las sábanas están preparadas, los perfumes colocados en la puerta y los espejos son numerosos.
Entrad para que nosotros salgamos del todo. Dentro de poco buscaremos lo que
fue nuestra Historia en torno a la vuestra en los países lejanos
y al final nos preguntaremos: ¿Al Andalus estuvo
aquí o allí? ¿Sobre la tierra... o en el poema?
Mahmud Darwish in memoriam.
Guillermo con Comrad, un polaco del Carmel, que conocimos en Jericó y con el que volvimos a Jerusalem vía Ramala. Comrad había estado los días anteriores en Nablús, conviviendo con una familia palestina y nos contó cosas realmente espeluznantes del día a día palestino: los cortes de luz, las incursiones de los militares israelíes en las casas palestinas, la falta de alimentos, de trabajo, la desesperación, y la generosidad de los palestinos con los extranjeros. De esto fuimos testigos en el autobús que compartimos con unas mujeres palestinas, que aún no teniendo nada material, cuando vieron que se nos acababa el agua, nos obligaron a coger la suya. Cuando las mujeres se bajaron, el conductor del autobús nos dijo que no podíamos imaginar lo pobres que eran esas mujeres. Pero ante nuestra sed, nos dieron su agua.
Por hacer estas fotos recibimos una buena reprimenda de los militares israelies . Por suerte no entendemos el hebreo y nunca sabremos las dulzuras que nos dedicaron, pero por el tono ya nos podemos imaginar que no era nada bueno (y además utilizaban altavoces, así que todo el mundo se enteró de la que nos estaba cayendo).