... pues "sol, solet". Y como es sábado, me he bajado a la playa a darme un paseo.
Qué solete!!!
Esta playa está llena de sorpresas y nunca sabes cómo te la vas a encontrar. Y, una vez más, la playa había cambiado totalmente, y en la orilla se amontonaba la espuma, como si un barco cargado de champú se hubiese hundido frente a Goleta.
Champú oceánico.
El Pacífico, bravo, bravísimo, ha modificado la fisionomía de la playa. Si paseabas por la arena, corrías el peligro de que el océano te zampase, de un olazo.
Por un momento, el perro ha desaparecido engullido por la espuma.
Obviamente, he llegado a casa empapada. Pero ha merecido la pena. He hecho unas cuantas fotos, he ejercitado mis piernas huyendo del océano y he cargado mi mochila de caracolas. Qué más se le puede pedir a un sábado soleado?
PS.- Era imposible pasar a la zona protegida, así que no he podido encontrarme con nadie para preguntar por Él.
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