jueves, 17 de diciembre de 2009

Vuelta a California y El Barbero de Sevilla

Pues ya he vuelto. El viaje de vuelta fue mucho más ligero que la ida. Me pasé bastantes horas durmiendo, intercalando horas de sueño con alguna película (horrible, como The Time Traveler's Wife, o estupenda como The Reader, la cual ya había visto pero se merece un segundo visionado). El viaje fue tan redondo que incluso en el control de pasaportes el policía bromeó conmigo, lo cual me dejó un tanto desubicada porque estos señores no están para muchas bromas. Total, en media hora estaba ya en las calles de Los Angeles. Esperé pacientemente a que llegara mi shuttle para Santa Barbara, departiendo amigablemente con otros viajeros, y una vez montada en él volví a caer en los brazos de Morfeo. A las 21 horas, llegué a Goleta, donde Guillermo me esperaba. 24 horas después de mi salida de Barcelona. Un paseo.

Y bueno, al día siguiente ya estaba trabajando en un paper sobre e-democracy. No me ha costado coger el ritmo. Este lugar anima a la producción científica. Deben ser los vientos del Pacífico.

Anoche nos fuimos a la ópera de Los Ángeles (dirigida por Plácido Domingo, lo cual te lo recuerdan con un poster tamaño Empire State en la entrada). Fuimos a ver El Barbero de Sevilla (The Barber of Seville). Tras pasarnos 4 horas en la carretera (la distancia que separa Santa Barbara de LA es sólo de 90 millas, 150 kms, ya os podéis imaginar el tráfico) llegamos (tarde) al Dorothy Chandler Pavilion. Lugar curioso donde se mezcla la alta 'aristocracia' angelina con sus abrigos de piel (lo cual en una cálida ciudad como Los Ángeles sólo puede ser pura ostentación) y los (pocos) que van a la ópera como si fueran a pasar un día en el campo (y en este grupo nos encontramos Guillermo y yo). Entre el abrigo de piel y los tejanos, me parece mucho más glamuroso y respetuoso con el medio ambiente mis tejanos.

Nuestra demora hizo que nos perdiéramos la apertura (mecachis!!). Salvando este contratiempo, el montaje, la coreografía y la dirección de la ópera son increíbles y tanto Juan Diego Flórez (conde de Almaviva) como Joyce DiDonato (Rosina) están geniales. I had goose bumps. Todo era sublime, te sentías tan metida en la historia, tan a gusto que........ me dormí (Guillermo me obliga a reconocerlo públicamente en este blog). Fue un momento, un instante, una vulgar cabezada, pero pasé de un escenario en blanco y negro a encontrarme con un Figaro vestido de rosa. Y os aseguro que la ópera era sublime. Lo achaco a mi anárquico sueño, aunque a Guillermo no le sirva de excusa. Sublime, era sublime. Zzzzzzzzzzzzzzzzzzz..................


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu llegar tarde, imposible.

Nuria dijo...

Qué fácil es difamar amparándose en el anonimato!!!!!
Who are you?

Karaka dijo...

Yo kiero detalles del reenkuentro kon Guillermo, lloraste? lloro ël?jejeje

Nuria dijo...

Guillermo me produce muchas emociones, pero llorar al verle, de momento, NO.

Anónimo dijo...

Perdona por difamarte anonimamente, besos. Juanma.

Nuria dijo...

Siendo tú, te dejo que me difames...
Petooons!!!

Anónimo dijo...

Te dormiste en la OPERA????
Qué fuerte!
Esther